Seminario de Filosofía

El sentido último de la educación consiste en el desarrollo de tus facultades como persona. El ejercicio filosófico —personal— resulta necesario para dicho desarrollo. Buscar educarse, poniendo límites al error propio, es en sí misma una aportación importante a la sociedad.

Thursday, November 21, 2013

Preparando la doceava sesión: Educación, escolarización y pasar la estafeta

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Contenido

Preparando la doceava sesión: Educación, escolarización y pasar la estafeta

Preámbulo

Texto disparador I: Analfabetismo injustificable

Texto disparador II: ¿Para qué filosofar?

Bibliografía propuesta

Preparando la doceava sesión: Educación, escolarización y pasar la estafeta

Preámbulo

El siguiente tema planteado para este seminario de introducción al pensar filosófico es el tema de la educación; tema que da pauta para continuar entrando en la filosofía, sin un final definido. Es decir, en este punto del seminario se puede constatar que la filosofía es mucho muy amplia pues ofrece un inagotable número de perspectivas que, en el nombre de la teoría, de la práctica, del análisis y de la síntesis, confirman la multiplicidad y complejidad de la realidad que habitamos. Por lo que hay material para muchas otras posibles sesiones, dentro de muchas otras etapas dables, en continuación y en cultivo de las semillas que cada quien procure a partir de lo aquí discutido.

¿Qué pensar y cómo actuar ante esa realidad múltiple y compleja? Esa ya es una pregunta que puede intimidar al adulto más maduro cuando se la replantea a sí mismo, cuánto más la cuestión de cómo orientar a otros que preguntan por dicha realidad, en especial a los jóvenes.

La idea de educación abarca la enseñanza, pero su cúspide está en el aprendizaje. ¿Qué es aprendizaje? ¿Qué relación tiene el aprendizaje con la capacidad de liberarse de toda clase de tutela, subordinación o dependencia?

Texto disparador I: Analfabetismo injustificable

¿Por qué más información no es igual a más educación y más conciencia? Quizá por las mismas razones que practicar el chismorreo no es igual a un mayor entendimiento de la realidad. Tal vez la distinción entre lectura para información y lectura para entendimiento pueda arrojar algo de luz ante dicha pregunta; distinguir, para iniciar, la cantidad de esfuerzo implicado puede aclarar la situación. En la lectura para información nuestro esquema actual de opiniones y prejuicios queda intacto, mientras que en la lectura para entendimiento se debe ejercer la facultad autocrítica para alterar dicho esquema. Con la lectura para información sigo siendo el mismo antes y después, con la lectura para entendimiento no es posible regresar al estado de conciencia anterior pues ya no soy el mismo.

Mucha información pero sin entendimiento produce el grave problema de ocultar o disimular mi analfabetismo, o incluso hacerlo pasar como sabiduría. Así, habría casos en los que pronuncio y vocifero mis opiniones sin tener conciencia de que estoy diciendo tonterías.

Creo saber una, o quizá más bien media, cosa sobre software y computación, y casi nada de campos como la filosofía, la ciencia, la historia o la teología, por lo que anticipo que mis opiniones y prejuicios actuales al respecto quedarán en breve derogados. Lo sorprendente para mí es escuchar una y otra vez, por años, las mismas razones por las que supuestamente no es posible cambiar en áreas como la política social o el proceso de creación de soluciones basadas en software. En esas áreas hay niveles de analfabetismo comparables a conservar nociones ya caducas en ciencia natural; por ejemplo, comparables a decir que el fenómeno de la gravedad es una fuerza de atracción o que el Sol es una bola de fuego. Señores, no digo que sea necesaria la erudición sino que el analfabetismo entre nosotros es inaceptable. No sería justificable condenar por su analfabetismo a quien debe partirse la espalda trabajando cada día para apenas sobrevivir, pero ¿cómo podría justificarse tal analfabetismo en quienes tenemos recursos y oportunidades, con acceso a la tecnología y a los libros?

Texto disparador II: ¿Para qué filosofar?

Considero al ejercicio de filosofar como una estrategia general para la educación o, aún mejor, para la auto-reeducación. Estar en el mundo también es pensarlo y, aún mejor, transformarlo; en el ejercicio filosófico está la posibilidad de empezar esa transformación por la parte más difícil: cambiar uno mismo. O como suelo decir: «El sentido último de la educación consiste en el desarrollo de tus facultades como persona. El ejercicio filosófico —personal— resulta necesario para dicho desarrollo. Buscar educarse, poniendo límites al error propio, es en sí misma una aportación importante a la sociedad.»

Además, filosofar es una acción, un ejercicio; uno muy relevante, especialmente ante los acuciantes problemas del mundo que habitamos. Y, como todo ejercicio, es posible mejorarlo —es decir, pensar cada vez mejor— por medio de combinaciones y armonizaciones constantes entre la teoría y la práctica, entre el análisis y la síntesis.

Para mí, algo indispensable en el filosofar es buscar expandir la conciencia de uno mismo por medio de la autocrítica; es decir, es casi seguro que mi mentalidad actual —cualquiera que esta sea— no es algo inédito, por lo que es muy probable que mis ideas no sean realmente mías sino copias de otras en la cultura circundante y que, sin saberlo cabalmente, mi mentalidad actual no coincida con quien realmente soy. No digo que sea posible, o fácil, substraerse de la cultura local sino que filosofar ayuda a tener mayor conciencia de dónde está la mentalidad propia en el panorama de dicha cultura, y a no quedarse con una vista sesgada por las polarizaciones y las propagandas alrededor. Filosofar puede ayudar a criticar la mentalidad propia ante la luz de un panorama más amplio del pensamiento humano.

Bibliografía propuesta

  1. Historia de la pedagogía. Nicola Abbagnano, A. Visalberghi. FCE. ISBN 978-968-160637-4.

  2. La formación del pensamiento crítico. Teoría y práctica. Jacques Boisvert. FCE. ISBN 968-167299-2.

  3. Cartas a quien pretende enseñar. Paulo Freire. Siglo XXI Editores. ISBN 968-231944-7.

  4. La educación como práctica de la libertad. Paulo Freire. Siglo XXI Editores. ISBN 968-230027-4.

  5. El sistema educativo mexicano. La transición de fin de siglo. Carlos Ornelas. ISBN: 978-607-161466-7.

  6. Multiculturalismo, interculturalidad y diversidad en educación. Una aproximación antropológica. Gunther Dietz. FCE. ISBN 978-607-160948-9.

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